Mauricio Jorquera

Mauricio Edmundo JORQUERA ENCINA


Rut : 6.376.132-k de Santiago.
F.Nacim. : 05-08-55, 19 años a la fecha de detención.
Domicilio : Ejército 346, Santiago.
E.Civil : Soltero.
Actividad : Estudiante de Primer año de Sociología en la Universidad de Chile.
C.Repres. : Militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR.
F.Detenc. : 5 de agosto de 1974
Situación Legal : Detenido Desaparecido
Años en el I.N. :



Mauricio Edmundo Jorquera Encina, soltero, 19 años de edad, estudiante universitario, militante del MIR, fue detenido el día 5 de agosto de 1974 en horas de la tarde. Aunque no se conocen las circunstancias de la detención, existen numerosos testimonios de la permanencia de Mauricio Jorquera en recintos secretos de la DINA.
Aproximadamente a las 16:00 horas del día 5 de agosto, su madre lo divisó en calle Arturo Prat con Eleuterio Ramírez pero no habló con él.
El día 6 de agosto, su familia recibió una llamada telefónica de una persona que no quiso identificarse, quien les informó que Mauricio había sido detenido el día anterior en la vía pública por individuos de civil.
Tres días antes, vale decir, el 2 de agosto, alrededor de la medianoche, el domicilio familiar había sido allanado por un grupo de sujetos de civil que se identificaron como agentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional). Estos dijeron que buscaban a una persona a la que mencionaron como "chico Héctor". Al responderles que no conocían a esa persona, le preguntaron al dueño de casa los nombres de sus cinco hijos; al nombrarles a Mauricio los agentes dijeron que se referían a él, pero como no se encontraba en la casa no pudieron efectuar la detención en ese momento.
Sus padres recurrieron a diversos organismos con el objeto de indagar su paradero como SENDET, Academia de Guerra Aérea, Ministerio de Defensa, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, Cárcel y Penitenciaría, Campamento de Detenidos "Tres Alamos", sin obtener resultados positivos.
Además, denunciaron el hecho ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, a la División de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y ante la Comisión Internacional de Juristas.
En respuesta a una presentación que enviaron al Ministro del Interior, planteándole la desaparición de su hijo y solicitándole una audiencia, recibieron una carta, fechada el 15 de diciembre de 1976, la que señala que no hay antecedentes de arresto ni de resolución alguna que pueda afectar al joven, razón por la cual se niega la audiencia solicitada. Y agrega la carta: "Cúmpleme expresarle que la persona investigada aparece mencionada con el Nº30 de un total de 119 personas supuestamente abatidas en enfrentamientos guerrilleros con fuerzas regulares, en su mayor parte en la República Argentina, o en riñas o disensiones entre ellos mismos, según la publicación aparecida en el semanario "LEA", año I Nº 1 del 15 de julio de 1975 de Buenos Aires, Brandsen Nº 1845". Cabe hacer presente que esta información no pudo ser confirmada por las autoridades argentinas ni por el gobierno de Chile; todas las personas mencionadas en la nómina habían sido detenidas por organismos de seguridad y permanecen desaparecidas hasta la fecha.
Por otra parte, su nombre apareció también en la nómina de "presuntos desaparecidos sin existencia legal" entregada por el delegado del gobierno chileno ante las Naciones Unidas, Sergio Diez, en noviembre de 1975 y como parte del Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Chile.
Cabe agregar que la familia del joven desaparecido recibió, en febrero de 1977, la "visita" de dos individuos de civil que dijeron ser funcionarios del Ministerio del Interior "de una oficina que recién se había formado por lo que no tenían aún las respectivas credenciales"; los sujetos preguntaron por el paradero de Mauricio a lo que su padre les relató su detención y posterior desaparecimiento. Luego, los supuestos funcionarios del Ministerio, les pidieron a ambos padres que firmaran una declaración que, en una de sus partes decía "Yo, Mauricio Edmundo Jorquera Encina declaro que estoy en perfectas condiciones y que no he sido maltratado...", tal petición fue rechazada.
Posteriormente, el 30 de julio de 1977, la madre del afectado, María Luz Encina, fue citada a Investigaciones donde relató nuevamente los hechos a una funcionaria que le manifestó que, por orden del Presidente de la República (se refería al General Pinochet) debía investigar la situación de su hijo.
Según declaraciones proporcionadas recientemente ante el 1er. Juzgado del Crimen, luego de la reapertura del sumario en la causa por presunta desgracia del afectado, en 1991 la señora Amanda de Negri Quintana, declara que Mauricio Jorquera estuvo refugiado en su casa desde unos diez días antes de su detención, permaneciendo allí hasta el 5 de agosto de 1974, día de su arresto; salió de la casa sabiendo que la vivienda de sus padres había sido allanada el día anterior. La señora de Negri se enteró después por un hermano de Mauricio, Patricio Jorquera, que éste no había llegado a una reunión que habían convenido. Corroborando esta información, compareció también ante el Tribunal, en junio de 1991, Patricio Jorquera, quien confirmó que había alojado con su hermano Mauricio en casa de Amanda de Negri la noche del 4 al 5 de agosto de 1974. Se encontraron a mediodía del 5 en la calle y quedaron de encontrarse en el mismo lugar a las 17:00 hrs. pero Mauricio no llegó.
En octubre de 1974, la señora Amanda de Negri estuvo detenida en el recinto de la DINA ubicado en calle José Domingo Cañas; allí fue amenazada por el agente de ese organismo, Osvaldo Romo, para que hablara, ya que de lo contrario, seguiría igual suerte que Mauricio Jorquera.
Según otros testigos de reclusión, el joven fue conducido en primer lugar al recinto de detención ilegal y torturas que mantenía la DINA en calle Londres N°38 donde fue visto por varios detenidos, quienes han declarado también en la causa por presunta desgracia.
El 18 de abril de 1991, declaró la señora María Teresa Adriana Urrutia Asenjo quien fue detenida en su hogar el 11 de agosto de 1974 por un grupo de agentes de la DINA y conducida al recinto de calle Londres N°38. Allí estuvo con Mauricio el cual se encontraba en muy malas condiciones físicas. Escuchó su nombre de un guardia el que lo conminó a hablar, de este modo sería enviado al hospital, de lo contrario moriría. El joven le dijo a la testigo que se sentía mal y que tenía mucha sed. No pudo hablar más con él, ya que al otro día llegaron muchos detenidos más a la misma pieza.
El 11 de junio de 1991 declaró don Ramón Barceló Olave quien fue detenido en agosto de 1974 y conducido a Londres N°38; allí vio a Mauricio -a quien ubicaba por conocer a su padre- cuando lo traían de vuelta de un interrogatorio, se veía muy decaído por lo que era de presumir que había sido torturado. Después de unos días, el afectado fue sacado de este recinto junto a otros detenidos y ya no volvió a verlo.
El 25 de julio de 1991 declaró don León Gómez Araneda, quien también permaneció detenido en el recinto de calle Londres; estando allí vio llegar a Mauricio quien le comentó que Marcia Alejandra Merino, conocida como la "Flaca Alejandra", detenida y obligada a colaborar con la DINA, lo había identificado en la calle cuando iba con varios agentes de ese organismo. A las dos horas de llegar, el joven fue conducido a su primer interrogatorio. León Gómez señala además que, entre el 18 y el 20 de agosto ambos fueron llevados al recinto de "Cuatro Alamos" junto con otros detenidos, quedando en distintas celdas. A los tres días, Gómez fue conducido a otro recinto de la DINA, la casa ubicada en la calle José Domingo Cañas; algunos días después Mauricio llegó a ese mismo lugar y continuó siendo interrogado. Posteriormente, Gómez fue trasladado a un Regimiento en San Fernando, mientras Mauricio Jorquera permaneció allí. Estando aún juntos, Mauricio le dijo que lo habían condenado a 20 años de prisión en Puerto Montt. La referencia a esta ciudad del sur y la condena a un cierto número de años de prisión allí significaba, continúa Gómez, que un detenido debía ser ejecutado y enterrado en un sitio cualquiera sin conocimiento de nadie. Esta información fue aportada por el ex agente de la DINA, Samuel Fuenzalida Devia, en declaraciones realizadas el año 1978 refiriéndose al destino de los detenidos desaparecidos. Desde su detención Mauricio Jorquera permanece en calidad de detenido desaparecido.


GESTIONES JUDICIALES Y/O ADMINISTRATIVAS
El 20 de agosto de 1974 se presentó recurso de amparo, rol 963- 74, ante la Corte de Apelaciones de Santiago. El expediente fue extraviado por lo que debió reconstituirse con fecha 5 de febrero de 1975.
Consultados el Comando de Aviación de Combate, el Ministerio del Interior y el Jefe de Zona de Estado de Sitio de la Provincia de Santiago respondieron que el afectado no se encontraba detenido ni procesado.
El 1 de abril de 1975 se rechazó el amparo y se ordenó remitir los antecedentes al Primer Juzgado del Crimen para establecer la posible comisión de algún delito.
El 8 de abril se inicia causa rol 106.791 por presunta desgracia ante el mencionado juzgado.
Compareció ante el Tribunal la madre del afectado quien ratificó lo expresado en el amparo.
Se ofició al Ministerio del Interior que respondió que el joven no se encontraba detenido por orden de ese Ministerio. En tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que Mauricio no figuraba como asilado en ninguna de las Embajadas acreditadas en nuestro país.
Realizadas estas diligencias y cumplida la orden de investigar, que no aportaron más elementos a la investigación, el 30 de mayo de 1975, se declaró cerrado el sumario y se sobreseyó temporalmente la causa, resolución que fue aprobada por la Corte de Apelaciones el 21 de julio.
A principios de agosto se desarchiva la causa y se reabre el sumario, a fin de indagar una información aportada por la denunciante en relación a que su hijo aparecía en la nómina de personas fallecidas en Argentina en supuestos enfrentamientos armados, según informaciones periodísticas. El Tribunal envió Oficio al Ministerio de Relaciones Exteriores solicitando información acerca de la efectividad del fallecimiento, si fue debidamente identificado, si la defunción fue inscrita, lugar de sepultación y fuentes de información.
El Ministerio respondió que, respecto de la revista "LEA" de Buenos Aires, la noticia provenía de una agencia periodística "especializada en actividades marxistas" y en cuanto al diario "O'Dia", no existe en Brasil pero en la ciudad de Curitiba hay un tabloide "llamado "Novo Dia", de escasa circulación, que publicó el 23 de julio la noticia sobre extremistas chilenos muertos, heridos o evadidos en enfrentamientos con fuerzas de seguridad en diversos puntos de la Argentina". Agrega que no hay antecedente oficial acerca del fallecimiento de las personas aparecidas en la nómina, como tampoco de que estas hayan salido del país. Finalmente, señala que las autoridades de los países en que habrían ocurrido los hechos, no han informado al respecto.
Recibida esta información, se declaró cerrado el sumario y se sobreseyó temporalmente la causa el 12 de septiembre de 1975, lo que fue confirmado por la Corte el 16 de enero de 1976.
El 20 de diciembre de 1974 se interpuso denuncia por presunta desgracia, rol 99.698-7 ante el 5º Juzgado del Crimen a la cual se acumuló causa rol 99.272-5, también por presunta desgracia interpuesta en el mismo Juzgado en octubre de 1974.
Consultadas la oficina del Registro Civil Independencia, SENDET, Instituto Médico Legal, respondieron no registrar antecedentes del afectado.
Por su parte, el Comandante del Comando de Combate de la Fuerza Aérea informó que Mauricio Jorquera no se encontraba detenido ni procesado por orden de los Tribunales de Aviación, pero agregó que su hermano, Patricio Jorquera sí se encontraba detenido y procesado.
El 19 de junio de 1975 y considerando que no se encontraba suficientemente acreditado el delito, el Juez sobreseyó temporalmente la causa.
Con fecha 20 de agosto de 1974 se había presentado recurso de amparo ante la Corte Marcial, rol 155-74.
Al respecto informó la Dirección General de Investigaciones, el Segundo Juzgado Militar, el Ministerio del Interior y el Comandante del Comando de Combate que el afectado no se encontraba detenido ni sometido a proceso. Compareció ante el Tribunal el recurrente, padre de Mauricio Jorquera, quien ratificó las circunstancias de la detención de su hijo y agregó que, en abril de 1975, un detenido en el Campamento "Tres Alamos" le informó que Osvaldo Romo Mena, miembro de la DINA, habría manifestado que él detuvo a Mauricio.
Luego de estas informaciones, el 23 de septiembre de 1975, y un año después de interpuesto el amparo, la Corte Marcial se declaró incompetente por considerar que los antecedentes recogidos demostraban que Mauricio Jorquera no había sido detenido por una autoridad judicial del fuero militar y ordenó remitir los antecedentes a la Corte de Apelaciones de Santiago. Este Tribunal lo declaró sin lugar cuatro días después y remitió el amparo, rolado 1218-75, al 5º Juzgado del Crimen donde se acumuló a la causa 99.272 del mismo Tribunal y en la que se investigaban los mismos hechos.
Dentro de la investigación, se enviaron varios Oficios a la DINA con el objeto de citar a su funcionario Osvaldo Romo Mena sin obtener respuesta, por lo que se le solicitó a la Dirección General de Investigaciones que procediera a la citación del mencionado Romo; este organismo informó que los funcionarios encargados de la diligencia se entrevistaron en la oficinas de la DINA con el Teniente Hugo Morales, Jefe de Identificación de ese organismo, quien manifestó que Osvaldo Romo había trabajado en DINA pero fue dado de baja a mediados del año 1975.
También el Tribunal informó al Ministerio de Defensa acerca de la irregularidad de no contestar a los Oficios, a lo que este Ministerio respondió que "la DINA no depende de este Ministerio sino que directamente del Presidente de la República".
Por esta razón, se envió Oficio al Presidente de la República solicitándole ordenara la citación de Romo; la respuesta fue enviada por el Ministro del Interior, por encargo del Presidente de la República, el 2 de agosto de 1976, en la que transcribe textualmente una respuesta enviada por la DINA a una presentación en favor de Manuel Villalobos Díaz en la que dice "Con respecto al supuesto agente que hace mención el padre del ciudadano Manuel Jesús Villalobos Díaz, cuyo nombre sería Osvaldo Romo Mena, se informa a US. que no ha pertenecido jamás a las dotaciones de personal de esta Dirección y no se tienen antecedentes del citado Romo".
Después de este informe, el 4 de agosto de 1976 el Juez declaró el cierre del sumario y el sobreseimiento temporal de la causa. Esta resolución fue aprobada por la Corte de Apelaciones el 6 de octubre de 1976.
En 1991 se reabrió el sumario en la causa rol 106.791 por presunta desgracia que se tramitaba en el 1er. Juzgado del Crimen. Durante el proceso declararon varios testigos que aportaron antecedentes importantes relacionados en las circunstancias de la detención y reclusión del afectado.
En virtud de estos nuevos antecedentes el 2 de diciembre de 1991, los padres de Mauricio interpusieron querella criminal por los delitos de secuestro agravado, detención arbitraria en otros lugares que los designados por la ley, aplicación de tormentos y presunto homicidio calificado ante el mencionado juzgado. Dicha causa se encuentra en estado de sumario y con diligencias pendientes a diciembre de 1992.
Osvaldo Romo Mena, ex agente de la DINA como se señalara recientemente, fue citado con insistencia en la causa por el desaparecimiento de Mauricio Jorquera. Sus superiores dijeron que no tenían antecedentes de él. En noviembre de 1992 el agente fue detenido a su arribo a Chile cuando venía expulsado desde Brasil. Romo Mena residía en el mencionado país desde fines del año 1975, época en que se había trasladado junto a su familia por instrucciones de la DINA, ya que estaba siendo citado en numerosas causas por detenidos desaparecidos. Sus superiores le proporcionaron identidad falsa para él, su cónyuge y sus hijos y le facilitaron ayuda material y contactos para la permanencia en dicho país. Su ubicación fue el resultado de una serie de diligencias decretadas en la causa por la desaparición de Alfonso Chanfreau Oyarce. En julio de 1992 las autoridades brasileras lo detuvieron y en noviembre procedieron a expulsarlo de su territorio. A diciembre último se habían dictado siete autos de reo contra el ex agente de la DINA y se esperaba que fuera a declarar en el proceso por el desaparecimiento de Mauricio Jorquera Encina.



18 de Mayo 2005 El Mostrador
Lavín y los DDHH: ¿Negligencia culposa?
Mauricio Jorquera Encina cumplía 19 años el día de su detención, un 5 de agosto de 1974. Estudiaba Sociología en la Universidad de Chile y militaba en el MIR. Han transcurrido 31 años desde su desaparición.
Hace algunas semanas, falleció su padre don Alberto, a la avanzada edad de 89 años. Pareciera que quiso alargar su vida al máximo, por si acaso sabía algo de ese hijo que no vio proyectarse, ni le dio nietos como los otros. Durante estos 31 años su opción fue el silencio. Doña Lucy Encina, esposa y madre, ha sido la más insistente en buscar avanzar en verdad y justicia.
Sus compañeros y amigos, estuvimos en la Iglesia San Lázaro, muy cerca de la casa familiar, despidiendo al padre del “chico Pedro”, y constatando que se van muriendo “los viejos y viejas” sin encontrar todavía el cierre justo para estos crímenes.
Jueces dignos y una Corte Suprema tuerta y sorda
Hace pocas semanas el más alto tribunal “suspendió” su apuro en cerrar el “problema de los derechos humanos”. Se enfrentó a un movimiento de protesta de los magistrados, al rechazo de un amplio espectro político y del movimiento de D.H. y al juicio de la calle que a veces también penetra esos gruesos muros.
Veamos un ejemplo concreto del rol jugado por el Poder Judicial y su cúpula. Por Mauricio el 20 de agosto de 1974 se presentó el recurso de amparo, rol 963- 74, ante la Corte de Apelaciones de Santiago. El expediente se extravió y debió reconstituirse. El 1 de abril de ese año era rechazado el amparo y se ordenaba remitir los antecedentes al Primer Juzgado del Crimen. Luego el 8 de abril se iniciaba la causa rol 106.791 por presunta desgracia ante el mencionado juzgado. El 4 de agosto de 1976 el juez declaraba el cierre del sumario y su sobreseimiento temporal. Esta resolución fue aprobada por la Corte de Apelaciones el 6 de octubre de 1976.
Pasaron largos años y en 1991 se reabrió el sumario en la causa rol 106.791 por presunta desgracia. En virtud de estos nuevos antecedentes el 2 de diciembre de 1991, los padres de Mauricio Jorquera, interpusieron una querella criminal.
El juez Guzmán estableció hace un par de años, que los restos de Mauricio habrían sido tirados al mar entre San Antonio y Quinteros, encontrando incluso rieles que confirmaban la versión que estos iban adosados a los cuerpos, para mantenerlos en las profundidades.
La UDI, la UC y Lavín
El candidato de la UDI tiene hoy 52 años. El 73 tenía 20 años, o sea, era un año mayor que Mauricio Jorquera. En octubre de 1973, era detenido y desaparecía en la ciudad de Cauquenes el técnico agrícola Claudio Lavín Loyola, tenía 29 años y militaba en el PS. Sus restos eran reconocidos 26 años más tarde, a raíz de la investigación del ministro Guzmán. Joaquín Lavín en 1973, a pocos meses del golpe militar, ¿podía ignorar que un primo hermano era afectado tan directamente? Con 23 años Lavín se recibía de ingeniero comercial en la Universidad Católica. Era el año 1976.
¿Qué hubiese sucedido si los entonces presidentes de la FEUC, Juan Antonio Coloma y Andrés Chadwick hubiesen reclamado por sus profesores y compañeros de sala expulsados, detenidos, torturados y desaparecidos? ¿Cómo habría reaccionado el rector-almirante Jorge Sewtt? ¿Que hacía Jaime Guzmán, fuera de condolerse e interponer sus oficios en casos muy puntuales, mientras en paralelo asesoraba con su cabeza y su pluma a la mismísima Junta Militar y al general Leigh en particular?
Por esos años, el senador Carlos Bombal, como jefe de gabinete del rector de la época, recibía a los agentes de la DINA que andaban a la caza de opositores, como informaba la revista “El Periodista” en agosto del 2003.
¿Qué sucedía, en tanto, en la Facultad de Derecho donde Jovino Novoa y Miguel Kast fueron presidentes de su Centro de Alumnos? ¿El joven Lavín en la UC, entraría a los baños y leería audaces rayados o escucharía murmuraciones de los pasos de la DINA “poroteando” en el Campus Oriente desde camionetas Luv C 10 con cabinas con toldos y patentes negro y blanco, llevaban en sus cabinas a hombres y mujeres esposadas, para reconocer y delatar a sus compañeros?
Parece que ninguno de ellos se enteró en 1975 de la detención del profesor y poeta del Instituto de Literatura Jaime Ignacio Ossa Galdames, quien luego fallecería en Villa Grimaldi de las torturas recibidas. ¿Alguien en la Pontificia escucho decir que junto a Ignacio fue detenido el seminarista Ricardo Salgado, quien logró sobrevivir?.
¿O quizás les suene el nombre de Alan Bruce Catalán, estudiante de Ingeniería Civil de la misma universidad, desaparecido por obra de su tío el teniente coronel del Ejército Marcelo Morén Brito?
¿Habrán escuchado referirse al también profesor e investigador Juan Avalos Davidson, militante del PC, detenido por la DINA en noviembre de 1975 y desaparecido hasta el hallazgo de sus restos en 1990, en un recinto que perteneció al Ejército?
¿Quién de estos ahora señores honorables diputados, senadores y dirigentes políticos “escuchó nombrar” a Jenny Barros Rosales, estudiante de enfermería, detenida en San Bernardo?
¿Llegarían peticiones de audiencia, ayuda o solidaridad al despacho del entonces Vicerrector de Comunicaciones y académico señor Hernán Larrain, quien desempeñó esos altos cargos entre 1974 y 1986? ¿Acaso no sobraban asientos o quedaban evaluaciones sin reclamar y mensualidades impagas cuando faltaban estos estudiantes desaparecidos, muertos, clandestinos y exiliados?
Parece que son demasiadas las evidencias, los cruces de fuentes, las señales e indicios para haberse enterado de algo, para haber sospechado que “estaban sucediendo hechos graves y punibles”. Por todo lo ya expuesto, es que no creemos en las "desafecciones" de Joaquín Lavín.
Su paso por Concepción y El Mercurio
Pasaron los años. En 1979, con 26 años, Lavín asumía como decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de Concepción. El rector-delegado era el teniente coronel de caballería Heinrich Rochna Viola, luego asumiría Guillermo Clericus, quién lo exoneraría, producto de disputas intestinas entre facciones nacionalistas y gremialistas.
Lavín estaba muy enfrascado en sus altas responsabilidades. Tampoco daba crédito a los informes de Naciones Unidas, y con mucha certeza fue de las personas que escuchó y leyó una nómina de "presuntos desaparecidos sin existencia legal" entregada por el delegado del gobierno chileno ante el organismo internacional, Sergio Diez, en noviembre de 1975.
Eran años en que las gestiones de la señora Lucy Encina, la madre de Mauricio, frente a los tribunales, el Comité Pro Paz y la Vicaría buscaban asumir el previsible desenlace de ese hijo ausente. Pero, la Corte Suprema “estaba en otra”.
En 1981 y durante los próximos siete años Joaquín Lavín asumirá como editor de Economía y Negocios y luego como editor de Informaciones de El Mercurio. Durante ese tiempo, varios centenares de hombres y mujeres mueren en ejecuciones y falsos enfrentamientos, protestas callejeras y también un número menor en acciones de resistencia. Joaquín Lavín, pese a estar en el diario con el mayor archivo periodístico del país, además de tener a mano significativos poderes fácticos, etc., seguiría ignorando las violaciones a los derechos humanos.
La Iglesia Católica, junto a otras confesiones religiosas, asumía una activa denuncia de estos atropellos y crímenes, pero tampoco Joaquín Lavín pudo creerles a sus pastores.
Sucesivos informes desoídos
Con la transición, vino el Informe Rettig, la Mesa de Diálogo y luego el Informe Valech. Pero, nada de ello pareció configurar la verdad esperada. El punto de inflexión para descreer en el régimen pinochetista no estuvo en las investigaciones de jueces dignos como García, Bañados, Luksic, Guzmán, Dolmetsch, Muñoz y tantos otros. No, tuvo que suceder lo del banco Riggs para que, involucrado el dinero de por medio, Lavín y sus amigos de generación recién comenzaran a dudar de Pinochet.
Resulta exigible, que de una vez por todas la derecha y sus conspicuos representantes asuman que guardaron silencio culposo, que miraron para el lado, cuando no colaboraron abiertamente con la represión de 17 años.
Se quiera o no los Derechos Humanos se harán presentes en la campaña presidencial. Pretender abstraerse del tema, reducirlo o utilizarlo espuriamente para “desafectarse” como Lavín lo intenta, no parece dar dividendos auspiciosos. Es de esperar que en el oficialismo y la izquierda extra parlamentaria, además de en mayoritarios sectores sociales, existan además de las sensibilidades, las actitudes concretas que permitan converger en este plano, para seguir avanzando, aunque sea a paso corto, en este tema. Porque aquí parece que no habrá milagros.
Ahora, es el jefe de la DINA Manuel Contreras quien reinstala desde sus intereses el tema. Lo pone sobre la mesa como pieza fabricada ad-hoc para exculparse y cerrar en Pinochet todas las responsabilidades. Se alteran las fechas y las circunstancias, se omiten aspectos, se construye una nueva operación diversionista, no sabemos si extraída de los famosos baúles enviados al extranjero o del “ingenioso” consejo de algunos de sus testaferros.
Lo cierto, es que es parte del sálvese quien pueda y si más de alguno en la derecha “olvidadiza” cree que esto cierra el tema, se equivocan una vez más. El listado de Contreras, más allá de sus acomodos, revela desde otra fuente, la magnitud de los crímenes y del macabro juego de borrar vestigios, aplicando aún más saña e indignidad, como lo revelan monstruosos detalles como “los rieles y los tambores con cemento”. Lavín se desafecta de Pinochet y Contreras también. Mientras varios en RN lo hacen más naturalmente, en la UDI todavía justifican su “ignorancia culposa” y sus distancias calculadas, no hacen sino delatar sus tremendas responsabilidades en estos crímenes de lesa humanidad.
Entretanto, los viejos se mueren sin verdad ni justicia. Mientras, nosotros, seguiremos recordando a Mauricio Jorquera y a todos los que en vida y sueño significaron tanto y tienen el derecho a toda la verdad y justicia que sus nombres reivindicados hoy, así demandan.

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